sábado, 27 de junio de 2020

PSICOLOGÍA DEL ARQUERO DE FÚTBOL.




Cuando se comienza a abordar un tema tan complejo, lo primero que viene a nuestra mente son preguntas, ¿Quién ocupa el puesto de arquero en la niñez y adolescencia?, ¿Es el de menos habilidad futbolística?, ¿Es el que no tiene estado físico?, ¿Es el que tiene sobre peso, el llamado “gordito”?, ¿Es el que no tiene ninguna habilidad para el deporte?, ¿estos son los que ocupan ese puesto que de niño y adolescente parece nadie querer?, ¿De qué manera se puede des mistificar un puesto maltratado y vapuleado?.



Eduardo Galeano nos pinta algo de la realidad del arquero en este extracto del libro “El fútbol a sol y sombra”. “Dicen que donde él pisa, nunca más crece el césped. Está condenado a mirar el partido de lejos. Él no hace goles. Está allí para impedir que se hagan. El gol, fiesta del fútbol: el goleador hace alegrías y el guardameta, el aguafiestas, las deshace.
Lleva a la espalda el número uno. ¿Primero en cobrar? Primero en pagar. El portero siempre tiene la culpa. Y si no la tiene, paga lo mismo. Cuando un jugador cualquiera comete un penal, el castigado es él: allí lo dejan, abandonado ante su verdugo, en la inmensidad de la valla vacía. Y cuando el equipo tiene una mala tarde,
es él quien paga el pato, bajo una lluvia de pelotazos, expiando los pecados ajenos.
Los demás jugadores pueden equivocarse feo una vez o muchas veces, pero se redimen mediante una finta espectacular, un pase magistral, un disparo certero: él no. La multitud no perdona al arquero. ¿Salió en falso? ¿Hizo el sapo? ¿Se le resbaló la pelota? ¿Fueron de seda los dedos de acero? Con una sola pifia, el guardameta arruina un partido o pierde un campeonato, y entonces el público olvida súbitamente todas sus hazañas y lo condena a la desgracia eterna.”



Introducirse en la mente de un arquero de futbol no solo es apasionante y complejo, sino también un desafío que implica desentrañar una “cabeza” que se mueve, entre otras cosas desde la soledad que produce el puesto a ese grado de “locura” que se necesita para llevar y sentir eso de ser arquero.
Podemos abordar este tema desde diferentes ángulos, una mirada desde un puesto ingrato, ya que podes atajar cerca de la perfección y un solo error dejarte como la única causa de la derrota, del “fracaso”; un puesto solitario desde su entrenamiento diferenciado, pasando por su vestimenta hasta la responsabilidad que genera el mismo; y un puesto que requiere de perfección donde la presión es mayor, claro, es la ultima posibilidad de defensa, detrás de él no hay compañeros, solo el arco y la red, donde la pelota no debe ingresar bajo ninguna circunstancia.
Sabemos  que de niños queríamos solo jugar, tocar la pelota, correr detrás de ella, hacer un gol, y esto el puesto de arquero no lo permitía, seguramente son muchos los motivos, pero deseo que nos anclemos en uno como punto de partida para valorar y destacar un puesto sumamente importante, veamos; ¿Qué características se requieren para ocupar el puesto de arquero?, la primer respuesta que me viene a la cabeza es la valentía, podríamos definirla como energía o vigor en la ejecución de una acción, está asociada al heroísmo, podemos aquí recordar las palabras de Mascherano, jugador de la Selección Argentina de futbol a Sergio “chiquito” Romero cuando en la semifinal del mundial de Brasil 2014 el volante de la selección Argentina le dijo a Romero “Hoy, hoy te convertís en héroe”; ese es el puesto de arquero, blanco o negro, gloria o barro, no hay grises; en este y primer cortísimo panorama podríamos aventurar como hipótesis que quizá también ese puesto “ninguneado” y evitado, lo es no porque sea insignificante, sino porque requiere de ciertas características importantes, carácter, temperamento, fortaleza mental para no ser devorado por el puesto, es por ello, que el arquero también como muestra de valor debe conquistar sus miedos, reconocerlos, aceptarlos, enfrentarlos. 

Eduardo Sacheri escritor, recuerda sus días como arquero y nos dice: “Atajo desde que me di cuenta de que para ser arquero lo más importante no es el talento sino las agallas, la voluntad, los huevos. Por supuesto que hay que tener técnica. Volar de palo a palo. Achicar a los delanteros. Descolgar centros. Pero sobre todo, para ser arquero hay que estar dispuesto a tapar con la cara, la panza, las piernas, los dientes o la espalda, con lo que sea con tal de que la pelota no entre. Supongo que a los 17 voy al arco, entre otras cosas, porque combino cierta predilección por la soledad, una buena disposición para el sacrificio y una resignada serenidad para aceptar los golpes y la responsabilidad”.
Si continuamos el análisis por esta línea la segunda característica que podríamos mencionar es la frustración, el puesto de arquero requiere tolerancia a la frustración; sabemos que la perfección no existe en ningún ámbito de nuestra vida, eso no implica que en cada ámbito  busquemos acercarnos a ella, para mejorar y superarnos, a partir de este razonamiento podemos admitir el error como algo posible, el arquero debe aprender a convivir con el error, no tomar el error como algo “apocalíptico”, el problema no radica en el error, sino, en cúal es la actitud, la conducta ante el, como se lo enfrenta, si logramos aprender a afrontar el fracaso, comenzamos a desarrollar la autoconfianza.
Desde este ángulo podemos decir que si bien el arquero forma parte del equipo no tiene hinchada, ¿Debe “producir hinchada”?, ¿Qué es esto de “producir hinchada”?, es atajar cerca de la perfección, sostener un gran rendimiento, parece la única manera de que el arquero logre ese reconocimiento de la hinchada, que sabemos que mira con los ojos de la pasión y que la pasión no entiende de razones, esa hinchada que puede corear tu nombre o aplaudirte cuando atajaste esa pelota imposible. Esto es terriblemente desgastante porque el arquero debe sostener un nivel cerca de lo superlativo para estar en el corazón del hincha, y lo más doloroso, es que sabiendo que un solo error derrumba lo que parecía un edificio solido como un castillo de naipes. Lo frágil es para el arquero depositar sus expectativas, su rendimiento en ser juzgado por la pasión del hincha, por la mirada crítica del periodismo, por el análisis del entrenador, muchas miradas, muchas mentes que sin dudas le cambian el foco, el sentido y ahí es donde el arquero intenta controlar aquello que no puede, simplemente porque no depende de él, ¿Qué depende de él entonces?, ¿Qué puede controlar?, puede controlar su preparación, conocer sus límites y superarlos, saber de sus fortalezas, tener objetivos de tarea para desarrollar su potencial, tener claro que la mejora continua lo mantiene siempre en acción, motivado y enfocado en el presente, que es el tiempo donde el arquero debe vivir, desde el presente le damos forma a lo que será, el pasado; y a lo que vendrá, el futuro, todo se construye en el presente, aquellos que no tiene que ver con resultados, juzgamientos, etc., sino, con vivencias que dejan aprendizajes, que permiten continuar y mejorar.

El control de las emociones es para el arquero algo clave, saber reconocer y manejar el enojo, la ansiedad, el pesimismo, el desgano, etc., conocer como se expresa el estado emocional permite saber los procedimientos adecuados de autocontrol y regulación, ya que estas emociones pueden traer como consecuencia una disminución en el rendimiento, por ejemplo, en los procesos de atención, errores en la toma de decisiones, retraso o adelanto en las respuestas motoras fallando en la ejecución, disminución de la energía y cambios en la actitud,  se sabe hoy que una garantía de éxito se relaciona con la capacidad de autocontrol del deportista, aquí hago referencia al reconocimiento del papel activo que tiene la personalidad en la regulación del comportamiento y la consecución de metas, la inestabilidad ante  los obstáculos pueden producir que nos quedemos girando como en una calesita, enganchados en el problema, en la adversidad, en el error, dejando de caminar hacia nuestros objetivos, si no se logra controlar las emociones nuestros objetivos no solo se alejan sino también se diluyen al permanecer empantanados en los conflictos, como criticas y errores.


Por último, el aspecto a destacar es el de la personalidad, el vinculo entre personalidad y deporte fue y es estudiado aun, ante la amplitud y profundidad del concepto y obligatoriamente siendo reduccionista deseo destacar algunas definiciones de personalidad para dar algo de luz al concepto, podemos definir la personalidad  para Cattel como lo que permite un pronóstico sobre el comportamiento que adoptará una persona en determinada circunstancia; Eysenk la definió como una organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona, que determina su adaptación única al ambiente; para  Allport es la asociación dinámica dentro de un individuo, de todos los sistemas psicofísicos que determinan su comportamiento y sus pensamientos; para Adler  como el propio sentido de la vida de un individuo, sus formas características de resolver los problemas y conseguir los objetivos que se ha fijado.

Reflexionando sobre las definiciones de personalidad podemos enumerar ciertas características que el arquero debe poseer:

  •     La determinación como la manifestación de firmeza y convicciones solidas.
  •    La fuerza como la energía que se imprime para realizar sus actividades y afrontar las adversidades y obstáculos.
  •    El compromiso, que contiene la motivación para entrenar y el establecimiento de metas, claras, desafiantes y posibles.
  •      El autocontrol emocional, enfocarse en el proceso, no en lo que tengo para ganar o perder, liberarse de la propia opinión, no juzgarse.  
  •        La flexibilidad y adaptación a las circunstancias.
  •    El manejo de presión, vivir la situación como un desafío y no como amenaza, aceptándola como parte del juego.
  •    La actitud positiva, de manera que lo renueve constantemente ante los sucesos negativos, una gran herramienta es el auto dialogo, saber hablarse sostiene el foco, maneja la presión, regula las emociones, etc.


Es a mi criterio innegable que la dificultad, la mentalidad y el protagonismo que requiere el puesto no sea para cualquiera, y que el desprecio, la crítica y la minimización del mismo sean defensas psicológicas ante tamaña responsabilidad, ya que la exposición que impone estar bajo los tres palos, vestido diferente al resto, tratando de evitar lo que todos esperan (goles), y sabiendo que es el último bastión, ponerse en ese lugar altera la psiquis de aquellos que pretenden como un espejo identificarse en la gloria y hundirlo en la desgracia, quizá la soledad tenga que ver con eso y el saberse acompañado por uno mismo sostenga la gran osadía de ser arquero.

 


 



jueves, 25 de junio de 2020

ABORDAJE DE LAS VARIABLES PSICOLÓGICAS INTERVINIENTES EN EL REGRESO AL ENTRENAMIENTO DE DEPORTISTAS DE ALTO RENDIMIENTO.

Seminario On-Line. 
ENARD - Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo
G-SE- Información y Capacitación en Ciencias del Ejercicio y Salud. 

ARTICULOS ORIGINALES 

Ruiz, Gustavo. Magister en Psicología aplicada al Deporte. Especialista en Alto Rendimiento. 
Gioia, Fabiana. Lic. en Psicología. 

ABORDAJE DE LAS VARIABLES PSICOLÓGICAS INTERVINIENTES EN EL REGRESO AL ENTRENAMIENTO DE DEPORTISTAS DE ALTO RENDIMIENTO.
 
Address of the psychological variables involved in the return to training of high performance athletes. 

Resumen. 
El deporte de alto rendimiento exige a los deportistas que exploten sus recursos al máximo. La disminución en el rendimiento físico y técnico junto con la inestabilidad emocional producida durante el periodo de cuarentena necesita ser niveladas al máximo en el menor tiempo posible. La competición, es una fuente poderosa de activación psicofísica, y, eventualmente de estrés, haciendo que el dominio de esta, sea un concepto clave en el desarrollo de los deportistas, que hoy presentan una difícil situación al buscar reintegrarse a la actividad con valores aceptables de sus aptitudes y acordes al desempeño en el alto nivel. Generar un equilibrio en la búsqueda del nivel pretendido de cada deportista será el desafío. Aquí las claves para abordarlo. 

Palabras Claves: Aislamiento, estrés, variables psicológicas, entrenamiento. 

 Abstract. 
High-performance sport requires athletes to exploit their resources to the fullest. The decrease in physical and technical performance along with the emotional instability produced during the quarantine period needs to be leveled to the maximum in the shortest possible time. Competition is a powerful source of psychophysical activation, and eventually of stress, making the mastery of it, a key concept in the development of athletes, who today present a difficult situation in seeking to reintegrate into the activity with acceptable values of their abilities and in line with performance at the high level. Generating a balance in the search for the intended level of each athlete will be the challenge. Here are the keys to addressing it. Keywords: Isolation, stress, psychological variables, training. 
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PRESENTACIÓN. 
En enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote epidémico de una nueva enfermedad originada por un virus a la que se llamó Coronavirus, cuyo origen se ubicó en la provincia de Hubei, China, declarando la emergencia sanitaria a nivel internacional y el consecuente riesgo de propagación de la enfermedad a todo el mundo. El 11 de Marzo de 2020, la OMS manifiesta abiertamente la preocupación por la propagación y gravedad del brote y evalúa al Covid-19 como una Pandemia Declarada la situación de Pandemia por Covid-19, el Gobierno Argentino declara la cuarentena obligatoria a partir de las 0 hora del 20 de Marzo de 2020, situación que actualmente continúa con algunas modificaciones. 
La declaración de Pandemia y la estricta restricción obligatoria y REPENTINA a las actividades cotidianas no fue sin consecuencias, a nivel social, económico y por supuesto, la esfera psicoemocional no queda exenta de esto, fundamentalmente por la imposibilidad de ser anticipado. Surge a partir de este hecho, instancias que no habían sido planificadas y otras, ni siquiera pensadas. Toda esta situación, nueva e inesperada, produjo una alteración importante en la planificación de la vida en general y de las actividades particulares de todas las personas, no siendo los deportistas un grupo excluido de esta realidad. Esta situación obligó a detener momentáneamente las actividades de preparación, entrenamiento e intervención en competencias, entrenando el área física y técnica del deporte desde los lugares de residencia de manera rudimentaria, con pocos elementos apropiados para los entrenamientos o prácticamente sin elementos. 
Algunos deportistas dispusieron de un espacio razonable para la actividad y otros no, algunos se encontraban acompañados y otros viviendo el confinamiento en soledad. Esta realidad, determinó la alteración de los objetivos programados. Esta modificación no sería sin consecuencias sobre la motivación de los deportistas, la cual debe estar encuadrada en un proceso, que en las condiciones dadas, se encuentra alterado. Dicha alteración presupone la aparición de inestabilidad emocional, no solamente por la suspensión en la actividad programada para cada deportista en su disciplina, sino por el contexto real e imaginario que la pandemia y el aislamiento obligatorio genera en todo sujeto. La incertidumbre sobre la situación social, económica y epidemiológica que se atraviesa, la ansiedad que estas instancias generan en cada persona, el alejamiento del contexto social y familiar, el aislamiento real del contacto con otros significativos, la inseguridad sobre las condiciones de regreso a la actividad, hasta el fantasma del contagio, de la enfermad e incluso de la muerte, marcan un punto de inflexión a partir del cual existe un antes y un después para los deportistas, sus entrenamientos y participación en las competencias. 
El principal factor que se genera en situaciones como las descriptas anteriormente, se encuadran dentro de lo que se conoce como estrés, definido según la OMS, como la reacción psicofisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. 
El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, pero cuando esa respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo y en la psiquis. El tipo de respuesta que cada individuo genera es una forma particular de afrontar y adaptarse a las diversas situaciones y demandas que se presentan, siendo en términos generales una respuesta que aparece cuando se percibe que los recursos no son suficientes para afrontar determinada situación. Si bien es cierto que un aspecto del estrés (Eustres) motoriza y activa la vida misma de todo ser humano generando respuestas adaptativas, motivación y alcanzando el logro de objetivos planteados, existe otro aspecto (Distres), que funciona de forma contraria al anteriormente descripto. El estrés está condicionado por tres variables: el medio externo (la situación), las preocupaciones o percepción personal de la situación y las respuestas que se dan a ellas. Tiene un gran componente subjetivo sostenido en parte por lo que el deportista percibe de su capacidad de respuesta y la duda sobre la disponibilidad de recursos para hacer frente a las exigencias de la actividad y las demandas del ambiente. 
Aunque no se puede comparar con ninguna situación vivida con anterioridad, sí, se sabe que en periodos de aislamiento son frecuentes las reacciones de ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, confusión, miedo, o culpa. En algunos casos, esto puede llevar a insomnio, dificultades de concentración, pérdida de eficacia en el trabajo y, a largo plazo, a síntomas de depresión pudiendo causar un desequilibrio de los circuitos neuronales que favorece la cognición, la toma de decisiones, la ansiedad y el estado de ánimo con el aumento o la disminución de la expresión de los comportamientos. Este desequilibrio afecta a la fisiología sistémica a través de mediadores neuroendocrinos, autonómicos, inmunes y metabólicos. De esta manera la cuarentena obligada por la pandemia del Covid-19 se convierte en el punto de inflexión, siendo su consecuencia el estrés generado en la población, con sus consecuentes manifestaciones físicas, psíquicas y sociales, de la cual no están exentos los deportistas. 
Este cambio brusco e inesperado, tuvo consecuencias sobre la realidad de los deportistas en sus expectativas de autoeficacia y la incertidumbre que produce retomar la actividad en el alto nivel, mediatizada en el contexto descripto. Por lo expuesto hasta este punto, cuando se habla de estrés se puede afirmar que es una respuesta del organismo de carácter adaptativo a determinadas situaciones. 
Es bien sabido que los deportistas de elite están acostumbrados a lidiar bajo situaciones de estrés antes, durante y después de la competencia. Aun así, se podría suponer que aquellos recursos internos y externos que le permiten afrontar el estrés desde lo deportivo, para algunos no son suficientes a la hora de afrontar el confinamiento y la pandemia. En relación a este punto, el deportista durante una competencia podría frustrarse tras un error, perder la concentración y por ende sentirse afectado en las estrategias de afrontamiento que debe asumir, pudiendo esta situación, elevar el nivel de ansiedad disminuyendo su rendimiento. A diferencia de lo anteriormente planteado, esta situación novedosa y repentina de aislamiento obligatorio, no solo altera parte del entrenamiento invisible (sueño, tiempo de ocio, nutrición), sino también, el entrenamiento habitual físico, técnico y táctico, obligando a desencadenar una serie de respuestas que ante esta repentina situación muchos atletas no saben como afrontar. El aislamiento obligatorio, no sólo genera la emergencia de estrés como estado resultante, sino que además altera el proceso de motivación, el cual se ve resentido al caer los objetivos asumidos en la planificación del año, la autoconfianza se ve afectada debido a que las expectativas de eficacia, aquello que espera de sus capacidades y habilidades, son inciertas por la anormalidad en la manera de entrenar y la falta de competencia habitual que cada atleta tenía programada. 
Se suma a la situación de pandemia y aislamiento social obligatorio, el hecho de haber sido el año 2020 un año olímpico y de clasificaciones al mismo, lo que profundiza aún más la incertidumbre, con el correlato esperable de aumento de la ansiedad y estrés. Un individuo resistente a un tipo de estímulo estresante puede ser vulnerable a otro. Más interesante aún, un perfil de respuesta resistente en un contexto ambiental determinado, puede activar condiciones de vulnerabilidad en otro. Por lo tanto, los sistemas que ajustan la capacidad de respuesta dependen también de la sensibilidad al contexto. 
Según Richard Lazarus, psicólogo norteamericano, las personas sufren estrés cuando creen que carecen de las herramientas para afrontar una situación difícil, pero no, si creen que tienen los recursos necesarios para hacerle frente. Lazarus planteó dos tipos de Biología en la tríada Comportamiento–Estrés-afrontamiento: en uno, la persona enfrenta directamente el problema que está viviendo (afrontamiento dirigido al problema), y en el otro, trata de minimizar el estado emocional sin enfrentar el problema que lo genera (afrontamiento dirigido a la emoción). Lazarus y Folkman (1986), plantean que los factores personales (creencias, compromisos y recursos) influyen en la evaluación cognitiva y, por consiguiente, determinan las reacciones emocionales y estrategias de afrontamiento que posee el individuo y que serán la base para evaluar los resultados obtenidos. No obstante, los factores personales no son suficientes para explicar el proceso de evaluación cognitiva, puesto que actúan de forma independiente respecto de los factores situacionales para determinar el grado de amenaza o desafío de la situación. Dependiendo de la intensidad, predictibilidad y recurrencia del estresor, las respuestas de los individuos pueden ir desde tolerancia y evitación del estresor a nivel individual a la rápida aparición de nuevos rasgos o extensión a nivel poblacional. En párrafos anteriores, quedo claramente establecido que el estrés (Distres), ocurre cuando los cambios en el medio externo o interno son interpretados por el organismo como una amenaza a su homeostasis. La habilidad del organismo de ejecutar la respuesta apropiada a cambios ambientales potencialmente estresantes requiere del correcto reconocimiento del cambio ambiental y la activación de la respuesta de estrés. La habilidad de eliminar el estresor activamente mediante la relocalización o la evitación requiere la evolución de una habilidad para detectar o anticipar los cambios estresantes y el conocimiento o memoria de las estrategias o ajustes exitosos para evitarlos. Así, la evolución de estas estrategias o ajustes se da cuando los eventos estresantes son predecibles, prolongados y frecuentes en relación a los tiempos de los individuos. Cuanto más predecible sea el evento estresor menor respuesta desajustada desencadenará. El hecho de tener la capacidad de controlar la ocurrencia de un hecho reduce la respuesta al estrés. La sensación de que las cosas están empeorando aumenta la respuesta al estrés, mientras que la sensación de que la situación mejora o puede ser controlada, disminuye este tipo de respuesta y facilita una adecuada. 
A partir de lo expuesto, podría decirse que existen factores psicológicos que pueden disparar la respuesta de estrés por si mismos o hacer que otro estresor parezca más estresante: la pérdida de control o predicción, la imposibilidad de descargar la frustración, la falta de red de contención social o la sensación de que las cosas están empeorando aumentan la respuesta desajustada de estrés. Algunas personas poseen la capacidad de modular la emergencia de distres, otras personas no lo logran. 
Para el psicólogo norteamericano Richard Davidson, esto se debe a diferencias en el llamado “estilo afectivo” (reactividad emocional). Según las investigaciones de Davidson hay dos componentes del circuito de la emoción que están implicados: la corteza prefrontal y la amígdala. Cada una de ellos cumple una función en el procesamiento afectivo: la corteza pre frontal actúa en la regulación de la respuesta emocional, y la amígdala interviene en el aprendizaje de asociaciones entre un estímulo y una amenaza y la expresión de miedo ante un estímulo específico. Las diferencias individuales en la activación y la reactividad de este circuito tienen una función importante en el dominio de diferentes aspectos de la ansiedad. El tiempo de respuesta emocional es una de las claves en las diferencias individuales con respecto a la propensión a la ansiedad que es regulado por este circuito. Los altos niveles de ansiedad son claves para desencadenar una respuesta al estrés psicológico. A cada persona le afectará en función de muchos factores individuales y del modo en que cada cual pueda afrontar situaciones de estrés, soledad, angustia y pérdida. 
El regreso a los entrenamientos supone por sí mismo un objetivo, teniendo en cuenta la cantidad de días donde no pudieron realizar el entrenamiento adecuado. En esto coinciden todos los deportistas… “la vuelta per se, genera ganas, motivación, una rara mezcla de querer volver y no saber cómo me encontraré física, técnica y psicológicamente”. A raíz de estas circunstancias, y en función de articular la teoría con la práctica clínica con los deportistas y demostrar la validez del planteo, se hizo un relevamiento sobre el regreso a los entrenamientos y la competencia de los deportistas, como dimensión a ser estudiada, luego de varias semanas sin la preparación correspondiente. 
Las variables consideradas e incluidas en esta dimensión fueron planificación de objetivos, motivación intrínseca orientada a la tarea, gestión emocional -en la que se incluirán puntualmente las variables ansiedad, miedo y estrés-, expectativas de autoeficacia y afrontamiento estratégico. 
Se trabajó en una muestra de 47 atletas de elite, compuesta por 26 mujeres y 21 hombres, Argentinos, algunos de ellos residiendo actualmente en Francia, España, Italia, y USA, y el resto en la República Argentina. 
El testeo fue realizado sobre la muestra mencionada y tomado luego de 55 días de aislamiento obligatorio segmentado según el País, de la siguiente manera: Argentina, con comienzo el 20/03/2020 al 15/05/2020; España desde el 15/03/2020 al 10/05/2020; Italia desde el 09/03/2020 al 03/05/2020; Francia el 17/03/2020 al 10/05/2020, EEUU, Florida del 02/04/2020 al 02/05/20202 . 
Se administró un cuestionario de 3 preguntas cuyo objetivo fue determinar las variables mas preocupantes para los atletas y las situaciones a tener en cuenta para el regreso a la práctica deportiva. Los datos obtenidos revelan que el estrés, la incertidumbre, la ansiedad, el miedo y la sorpresa, son las principales variables identificadas por los deportistas que generan mayor preocupación. 
Las situaciones que surgieron con un grado de preocupación importante para los deportistas, ante la instancia de regreso a la práctica deportiva son: gestión de emociones derivadas del Estrés; control de la ansiedad en lo que respecta al manejo de pensamientos negativos, reconocimiento del estado de preocupación y nerviosismo ante las expectativas de logro; tolerancia y manejo de la frustración ante el estado físico y técnico actual; baja expectativa de autoeficacia; capacidad de afrontamiento estratégico, aplicar herramientas efectivas ante situaciones-problemas; los procesos de puesta a punto físico y técnico; replantear objetivos reales; orientar la motivación a la tarea, temor a lesionarse, y comunicación eficaz con entrenadores y staff técnico. fueron los existentes a la fecha de elaboración del trabajo. 
La información obtenida de los atletas a través del testeo realizado, da cuenta de que todas las variables que generan preocupación y las situaciones que surgirán al momento de regreso al entrenamiento, son indefectiblemente factores generadores de distres; que a su vez, repercuten sobre los deportistas afectando su rendimiento. La posibilidad que cada atleta tenga de poder trabajar y controlar las variables estresoras redundará en el afrontamiento efectivo de las situaciones planteadas como problemáticas al momento del regreso a la actividad. 
La teoría de la autoeficacia de Albert Bandura refiere que en el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para conseguir un buen rendimiento en su deporte sino que además, debe querer conseguirlo y creer que posee la capacidad para ello. La aproximación cognitiva en el estudio de la motivación de logro asume que en el esfuerzo por lograr un objetivo, intervienen una serie de mediadores cognitivos entre los que la autoconfianza o percepción que el deportista tiene sobre su habilidad ocupa, un lugar central. El aspecto más importante de la confianza no es que el deportista crea ciegamente que tendrá éxito, sino que tenga la convicción de que posee los recursos necesarios para afrontar los retos a los que se enfrentará con posibilidad de éxito y superar las dificultades que se presentaran. El concepto de autorregulación se encuentra estrechamente vinculado al concepto de afrontamiento. Este se define como el conjunto de respuestas que el individuo ejecuta con el objeto de reducir, controlar o neutralizar la calidad aversiva de una situación demandante, intentando restablecer el equilibrio para adaptarse a la nueva situación. Todas las personas cuentan con una serie de esquemas que permiten seleccionar, organizar y categorizar los estímulos de tal forma que sean accesibles y tengan un sentido; a su vez, posibilitan identificar y seleccionar las estrategias de afrontamiento que serán llevados a la acción. Los esquemas son adaptativos y toman su forma mediante las relaciones que las personas establecen con el medio, a partir de allí y de los determinantes genéticos se constituyen las pautas propias de los mismos. La manera en la cual se interpretan las situaciones delimita el funcionamiento propio, estando esta interpretación condicionada por la predisposición psicológica. 
Se consideran a continuación, dentro del planteo propuesto, variables emergentes del estudio Replanificar objetivos, implica determinar objetivos diarios sobre situaciones puntuales a mejorar, desde el área física, (resistencia, fuerza, etc.), técnica, (ajustar movimientos de ejecución), y psicológica (reconstruir la confianza, ajustar la atención-concentración y el manejo de las emociones). La emoción es la respuesta orgánica compleja que se genera para la gestión de un objetivo, una necesidad o una motivación, en la que se combinan aspectos fisiológicos, sociales y psicológicos que se encuentran íntimamente unidos. Estos aspectos están determinados por indicadores como la ansiedad cognitiva (preocupación, nerviosismo, inquietud), frustración (no estar en la forma que se espera), miedo (temor a lesión, disminución de rendimiento) y estrés (no responder física, técnica y psicológicamente a las demandas del medio). Controlar las expectativas de autoeficacia, ser conciente de aquello que se espera, no apresurar los tiempos, saber que el proceso de volver es personal, llegar al objetivo dependerá de la inteligencia para manejarlo, utilizando técnicas de afrontamiento estratégico, ante aquellas situaciones que se presenten, especialmente las inesperadas. 
La Teoría de la motivación intrínseca– extrínseca de Deci y Ryan, refiere que el comportamiento humano estaría motivado por tres necesidades psicológicas primarias y universales: autonomía (que sea la persona quien tome la iniciativa), competencia (ser competente en el entorno que lo rodea) y relación con los demás (sentirse aceptado e intimar con los demás), la satisfacción de estas necesidades es esencial para el desarrollo de la motivación y del bienestar psicológico. La motivación es un proceso dinámico que responde al “porqué” de lo que se hace. 
Queda demostrado que “pandemia”– “cuarentena”–“estrés”– “retorno al entrenamiento” –“competencia”– “éxito/fracaso” constituyen eslabones de una misma cadena, donde cada uno queda determinado por el anterior y el posterior indefectiblemente. 
La presencia o ausencia de las variables va a depender de las herramientas o recursos con los que cuenten cada deportista y el tejido social en el que esté inmerso 
La pandemia y el aislamiento social obligatorio son una realidad, y el estrés producido por esto junto a sus consecuencias, exige estar preparado y trabajar esos aspectos fundamentales para atravesar el proceso exitosamente. 
Finalmente, se plantea la necesidad de asesorar y orientar a los deportistas en su regreso a la actividad, entendiendo a partir de lo expuesto, la necesidad de gestionar las emociones y brindar los recursos necesarios para su afrontamiento de manera de reducir riesgos y consecuencias en lo físico y psicológico. 

Referencia Bibliográfica. 

Bandura, A. (1987). Teoría del aprendizaje social. España: Editorial Espasa Universitaria, pp. 3245. 
Buceta, J. (1998) Psicología del entrenamiento deportivo. Ed. Dykinson. Madrid, España. 
Deci, E. L.,& Ryan, R. M. (1985). Instrinsic Motivation and human behavior. New York. Plenum. Lazarus, R. y Folkman, S. (1986): Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Ediciones Martínez Roca.